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El hanami, o presenciar el momento en primavera en que florecen los cerezos en Japón, es toda una tradición. A finales de marzo, los cerezos comienzan a olvidar el invierno empezando desde las regiones más al sur, y avanzando hacia el norte según la latitud. De hecho, el florecimiento es pronosticado cada año por los meteorólogos. Llegado el anuncio, la gente organiza paseos y jornadas en bosques y jardines de la ciudad para disfrutar del espectáculo que en el Monte Yoshino se produce a otra escala.
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El monte, es parte del Parque Nacional Yoshino-Kumano (en inglés), un área declarada como parque nacional en la región de Kansai, Prefectura de Nara, y también reconocida como Patrimonio de la Humanidad desde el año 2003. También conocido como Yoshinoyama, el área posee algunos templos y santuarios, entre ellos Kinpusenji, el templo budista más importante de la región.
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En la zona del Parque, se asienta también el Santuario Yoshimizu, sede de una corte imperial en el siglo XIV y eventos históricos. En la actualidad, en el santuario se pueden visitar algunas salas que exhiben documentos históricos y objetos de la época. Además, destacan el templo Chikurin-in y el Santuario Mikumari. Pero en caso de visitarlo en primavera, toda la atención reposará en el colorido de los cerezos florecidos. Incluso, durante el hanami, la gente extiende la jornada hasta la noche, y hasta distribuye luces y velas para iluminar el paisaje, que con la luz tenue se torna completamente mágico.
Vía:Yoshino, el monte que se cubre de flores
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