vía COMPARTÓDROMO de Tomás el 12/04/10
Hasta una procesión de nazarenos he visto, que así se llama esta flor.
Hoy he estado dando una vuelta por la Reserva Regional de Caza del Cijara. En estas fechas es una maravilla poder disfrutar de esta enorme extensión de monte perdiéndose uno por los caminos. Te lleven donde te lleven, es un lujo respirar ese aire, sentirte solo en la naturaleza, admirar el verde y prestar atención a los sonidos de las aves y los animales. No me he cruzado con nadie en dos horas de recorrido, de manera que uno cuando vuelve parece que viene de un mundo aparte.
A diferencia de septiembre-octubre, cuando los ciervos, gamos y corzos te salen al paso por cientos, en esta época y a pleno sol de mediodía es mucho más difícil tener un encuentro con ellos. El único que he tenido ha sido muy fugaz, sin darme tiempo a nada más que a hacer una apresurada foto a través del parabrisas del coche.
La sorpresa me la he llevado al encontrarme con dos parejas de las esquivas cigüeñas negras, que no hará mucho habrán llegado de su migración invernal, y estaban en vuelo nupcial, según indican esas plumas caudales blancas tan abiertas -algo que aprendí por el comentario de un lector del blog el año pasado, mil gracias otra vez-. Como siempre hacen estas aves, al verme empezaron a ascender en espirales hasta alcanzar una gran altura.
Hasta una procesión de nazarenos he visto, que así se llama esta flor.
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